sábado, 30 de agosto de 2008

Martin Luther King


Martin Luther King(1929-1968)

Clérigo y Premio Nobel estadounidense, uno de los principales líderes del movimiento para la defensa de los derechos civiles e importante defensor de la resistencia no violenta a la represión racial.

Educación e inicios

King nació en Atlanta (Georgia), el 15 de enero de 1929, hijo mayor de un ministro baptista. Ingresó en el Morehouse College a los 15 años y fue ordenado ministro baptista a los 17. Graduado en el Crozer Theological Seminary en 1951, realizó su trabajo de posgrado en la Universidad de Boston.

Los estudios de King en Crozer y Boston le llevaron a investigar los trabajos del nacionalista indio Mohandas Gandhi, cuyas ideas se convirtieron en el centro de su propia filosofía de protesta no violenta. En 1954 King aceptó el nombramiento de pastor en la Iglesia baptista de Dexter Avenue en Montgomery (Alabama).

Boicot a los transportes públicos de Montgomery

Ese mismo año, el Tribunal Supremo de Estados Unidos prohibió la educación pública segregacionista que mantenían numerosos estados del sur. En 1955 se pidió a King que dirigiera un boicot contra una compañía de transportes públicos en Montgomery, a raíz del arresto de una mujer negra tras negarse a dejar su asiento a un pasajero blanco. Durante la protesta de 381 días, King fue arrestado y encarcelado, su vivienda fue destrozada y recibió muchas amenazas contra su vida. El boicot finalizó en 1956 con una orden del Tribunal Supremo prohibiendo la segregación en el transporte público de la ciudad.

El boicot de Montgomery fue una victoria evidente de la protesta no violenta y King surgió como un líder muy respetado. Conscientes de ello, los clérigos negros de todo el Sur fundaron la Conferencia de Líderes Cristianos del Sur (SCLC), siendo elegido King su presidente.

Liderazgo de los derechos civiles

En una visita a la India en 1959 King pudo desarrollar más claramente su comprensión del satyagraha, principio de persuasión no violenta de Gandhi, que King había determinado utilizar como principal instrumento de protesta social. Al año siguiente dejó su pastorado en Montgomery para ejercer con su padre en la Iglesia baptista de Ebenezer en Atlanta, movimiento estratégico para permitirle participar más eficazmente en el liderazgo nacional del floreciente movimiento de derechos civiles.

En ese momento el liderazgo negro sufría una transformación radical. En un principio centrado en la reconciliación, ahora pedía un cambio 'por cualquier medio posible'. Las diferencias de ideología y jurisdicción entre la SCLC y otros grupos (Poder Negro y Musulmanes Negros) fue inevitable, pero el prestigio de King aseguró que la no violencia, siguiera siendo la estrategia principal de resistencia. En 1963 dirigió una multitudinaria campaña a favor de los derechos civiles en Birmingham (Alabama) para lograr el censo de votantes negros, acabar con la segregación y conseguir una mejor educación y alojamiento en los estados del sur. Durante estas campañas no violentas fue arrestado varias veces. Dirigió la histórica 'marcha' a Washington (28 de agosto de 1963) donde pronunció su famoso discurso 'I have a dream' ('Tengo un sueño'). En 1964 King fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz.

Ampliación de preocupaciones

Según pasaba el tiempo, King se preocupó cada vez más por la variedad de formas que la violencia puede adoptar. También fue evidente que muchas ciudades de los estados del norte que habían enviado manifestantes a la protesta en el sur eran descuidados en la corrección de la discriminación racial. Al final, King creyó que la guerra que entonces continuaba con pleno vigor en Vietnam hacía inviable la solución de los problemas locales de las relaciones humanas.

En estos dos últimos aspectos, las estrategias de King fueron objetadas. En Chicago, donde se lanzó su primera campaña importante en el norte, los baptistas negros locales se le opusieron públicamente. También allí los manifestantes se enfrentaron con bandas de blancos, armados con palos y dirigidos por neonazis uniformados y miembros del Ku Klux Klan. Por lo que se refiere a la guerra del Vietnam, muchos sintieron que sus problemas perdían prioridad y que el liderazgo negro debería concentrarse en la lucha de la injusticia racial dentro de Estados Unidos. Sin embargo, a comienzos de 1967, King se había asociado a los dirigentes del movimiento contra la guerra, independientemente de su color.

Asesinato

La posterior preocupación de King por Vietnam y su determinación en dirigir una 'marcha del pueblo pobre' sobre Washington incrementaron las posibilidades de que se atentara contra su vida. El 4 de abril de 1968 King fue asesinado en Memphis (Tennessee). James Earl Ray, un preso blanco que había escapado de la prisión, fue arrestado por el asesinato; declarado culpable, en marzo de 1969 fue sentenciado a 99 años de cárcel. En 1986, el tercer lunes de cada mes de enero fue designado fiesta nacional en conmemoración de los derechos civiles de los negros (Martin Luther King había nacido el 15 de enero). Su lugar de nacimiento y tumba en Atlanta fueron designados lugares históricos nacionales. (Ver Magnicidio, Como Lo Asesinaron)

La violencia es inmoral (de Martín Luther King (Jr.))

La violencia para conseguir justicia es tanto impráctica como inmoral. Es impráctica porque es una espiral descendente que termina con la destrucción para todos.

La vieja ley del “ojo por ojo” deja a todo el mundo ciego.

Es inmoral porque busca humillar al adversario antes que ganar su comprensión; busca aniquilar, antes que convertir.

La violencia es inmoral porque está motorizada por el odio antes que por el amor. Destruye la comunidad y hace que la “hermandad” sea imposible.

Deja a la sociedad en un monólogo, antes que en un diálogo. La violencia termina derrotándose a sí misma.

Crea amargura en los que sobreviven y brutalidad en los destructores.


Martin Luther King

martes, 26 de agosto de 2008

Mariano José De Larra


Larra: esperanza y melancolía

No tardó en cubrir mi frente una nube de melancolía;
era de aquellas melancolías de que sólo un liberal español
en estas circunstancias puede formar una idea aproximada.

Cuando Mariano José de Larra nace el 24 de marzo de 1809, en un Madrid ocupado por el ejército de Napoleón, hacía ya casi un año que había empezado la Guerra de la Independencia. Vemos cómo las circunstancias históricas marcan los acontecimientos personales de su infancia: hijo de notorio afrancesado, a los cinco años tiene que salir al exilio con sus padres, a Francia. Don Mariano de Larra y Langelot, el padre de Mariano José, casado en segundas nupcias con doña María Dolores Sánchez de Castro, era un médico conocido, bien relacionado en los medios profesionales, que había ampliado sus estudios en París. Durante la ocupación francesa se incorporó a la sanidad militar del ejército invasor, por lo que en 1813 tuvo que seguir a los franceses en su retirada. El españolito asistió a colegios de Burdeos y de París, de los cinco a los nueve años, hasta que volvió a España con sus padres en 1818, en el séquito del infante don Francisco de Paula, a quien su padre había acompañado como médico de cabecera en un viaje por Europa. Es decir, que recibió su enseñanza primaria en lengua francesa, aunque parece que antes de salir de España ya sabía leer. En todo caso el francés se sobrepone al español infantil aprendido en su patria. Al volver a Madrid, sus padres lo pusieron interno en las Escuelas Pías de la calle de Hortaleza donde continuó la enseñanza, ahora en español. Tuvo, por lo tanto, que habituarse en su instrucción al cambio de lengua. Esto es lo que quiso decir cuando en 1835, desde París, en una carta a su editor explicándole la "gran dificultad" que representaba para él tener que escribir en francés, le indicaba que "el francés fue mi primera lengua y estaba rouillé, como los goznes de una puerta". Creo que esta frase señala bien, ni más ni menos, los límites de su educación en aquella lengua, si bien los de su conocimiento de la cultura francesa fueran más amplios que los lingüísticos, como ocurría por entonces con muchos de los jóvenes españoles aficionados a las letras. A partir de los nueve años, Mariano José sigue lo que Mesonero Romanos, en sus Memorias, considera "pasos contados" en la educación de un muchacho madrileño de su clase en aquella época. Son los años que van del Trienio Liberal a la Ominosa Década. Asiste al colegio de los Escolapios (1818-1822), mientras su padre sigue de médico de Francisco José. En 1822 obtiene el puesto de médico de Corella y allí pasa el muchacho el "frío invierno de 1822 a 1823" (Cayetano Cortés). 1823 es el año de la invasión de los Cien mil hijos de San Luis, en nombre de la Santa Alianza, para restablecer en España el Absolutismo. Empieza la represión política de la Ominosa Década. Su padre se traslada a Cáceres y el hijo, de nuevo en Madrid, asiste a clases de taquigrafía y de economía política en la Sociedad Económica de Amigos del País y de matemáticas en el Colegio Imperial de los Jesuitas (1823-1824). Durante el curso de 1824-1825 estudia en la Universidad de Valladolid, mientras su padre pasa de Cáceres a Aranda de Duero. No se presentó a los exámenes de junio, pero después del verano, en octubre aprobó todas las asignaturas. El no presentarse en junio quizás se deba a aquel "acontecimiento misterioso" que alteró su carácter completamente, según refiere Cayetano Cortés, uno de los primeros biógrafos del escritor, seis años después de su muerte. Luego se ha dicho que lo que ocurrió fue que descubrió que una mujer mucho mayor que él de la que estaba enamorado era la amante de su propio padre. Deja los estudios de Valladolid y vuelve a Madrid. En 1825-1826 se matricula en los Estudios de San Isidro donde estudia física y griego y se pone a trabajar de escribiente en la Junta Reservada de Estado y en las oficinas de la Inspección de Voluntarios Realistas, por lo que tuvo que ingresar en el cuerpo, con todo lo que ello significaba como contradicción política. Lo solicitó en noviembre de 1826, pero quizás por no haber cumplido aún los 18 años reglamentarios no fue aceptado. Al año siguiente, a punto de cumplir la edad requerida, presentó una segunda instancia, siendo admitido en marzo de 1827, mes de su cumpleaños. Los Voluntarios eran fervientes militantes del Absolutismo y elementos significados de la opresión realista que dominaba en aquellas fechas. Si hubiera que darle una interpretación ideológica a la afiliación a este cuerpo paramilitar no podría ser precisamente la de una manifestación de la ideología propia del realismo moderado. Absolutistas obstinados, los Voluntarios Realistas eran contrarios a cualquier inclinación moderada del realismo fernandista. Luego, en 1835, en una carta desde Londres, le señala a su padre precisamente aquel año de 1826, a sus diecisiete años, como inicio de su inseguridad vital: "y como estoy viviendo de milagro desde el año 26, me he acostumbrado a mirar el día de hoy como el último". Y añade: "usted dirá que vuelvo a mis ideas juveniles; yo no sé si algún día pensaré de un modo más alegre; pero aunque esto empezara a suceder mañana, siempre resultaría que había pasado rabiando una tercera parte lo menos de la vida; todavía quedaría por averiguar cuál de las tres es la más importante". ¿Cuáles serían estas "ideas juveniles" tan sombrías que le recuerda a su padre? En la misma carta relaciona la angustia vital iniciada en aquellos años de su adolescencia con las circunstancias políticas actuales de la guerra carlista: "hasta ahora no he visto nunca delante de mí un horizonte bueno, y ahora empiezo a verlo malo si triunfa D. Carlos". Es sobrecogedor este desahogo referido retrospectivamente al muchacho de 1826, abriendo una continuidad vital iniciada en la adolescencia, con desavenencias familiares, cuando domina el ambiente represor del Absolutismo en "medio de esta oscura noche intelectual", al decir de Mesonero Romanos. Se anuncia ya la desesperanza y la melancolía de su visión de Madrid como un cementerio, pocos meses antes de su suicidio. A lo largo de su obra la desazón existencial se manifiesta siempre en función de la desesperanza política.

Con estos sentimientos juveniles, se pone a tomar apuntes. El tema de la patria en el Génie du Christianisme, la obra de Chateaubriand de la que traduce algunos fragmentos, le sugiere estos versos sueltos:

¿Por qué pudiendo ser madre querida
quisiste ser madrastra aborrecida?

Escribe versos en la tradición dieciochesca, lo que entonces se consideraba poesía útil: la oda y la sátira. Tomás de Iriarte, Moratín y Quintana son sus modelos. Pero por muy obligado que esté el aprendiz de poeta a lo consabido de los poemas satíricos y a sus temas tópicos, no podemos menos de ver una expresión personal e imaginarnos al joven escribiente metido en su covachuela, recién abandonados sus estudios, cuando encontramos expresada, en su sátira a Delio, una insatisfacción que se repite a lo largo de toda su obra ("escribir en Madrid es llorar"):

¿Cuándo, Delio, insensato he de mirarte
libro y pluma arrojar y en el tintero
dejar metido entre algodón el arte?
¿Estudias en España majadero?
¿No tienes experiencia? ¿Estás demente?
¿Tan poco aprecias, bárbaro, el dinero?

También de entonces es su oda a la libertad con motivo de la intervención europea en Grecia que el joven Larra aprovecha para exaltar la libertad contra el fanatismo, el despotismo y la tiranía, no muy de acuerdo con los principios de los Voluntarios Realistas a que está afiliado.

Todos estos escritos permanecieron inéditos. Su primera publicación fue un folleto de dieciséis páginas con una Oda a la exposición de la industria española del año 1827 en la que los industriales Fernández y Martínez se codean con los dioses mitológicos Júpiter, Minerva y Vulcano, como indicio de la presencia de la clase burguesa sobre la que se asienta el Liberalismo político, en un género ya anacrónico. Recordemos que la Revolución francesa se había vestido de ropajes helénicos. Su poética neoclásica queda inadecuada para las necesidades expresivas requeridas por las circunstancias sociales a las que se refiere. La burguesía industrial rompe el molde de la oda aristocrática. La poesía moderna apunta a otros derroteros inaccesibles al joven literato que encuentra en la prosa del ensayo periodístico el medio expresivo adecuado a las exigencias históricas de su tiempo. Este nuevo camino lo entronca también con la tradición dieciochesca ilustrada, pero en una dirección que desde el siglo anterior apunta a la modernidad. La publicación que Larra saca a lo largo del año 1828, El duende satírico del día, es una serie de cinco cuadernos en la línea de las revistas de ensayos inauguradas en Inglaterra a comienzos del XVIII con The Spectator, de Addison y Steeles, y que en España representan El duende especulativo de la vida civil, El Pensador y El Censor, dedicados a la crítica de la sociedad de su tiempo, a "lo que ocurre entre nosotros", según El Pensador. Un crítico contemporáneo de Larra (González Carvajal, 1834), cree que en este "opúsculo casi periódico... ya se entreveía el genio satírico que ha desplegado con posterioridad". Aquí nos interesa destacar que, aunque el joven literato no se empeña en una abierta actividad de oposición al régimen (¿cómo iba a hacerlo si pertenecía al cuerpo de Voluntarios Realistas?), no era un conspirador, ni había participado en reuniones subversivas, siquiera como sus compañeros Numantinos, El duende satírico constituye una acusación a la situación social y política del momento y no es una empresa solitaria de su autor, sino que representa a un grupo de jóvenes inquietos, disconformes, agrupados a su alrededor, que se juntan ahora en el Café de Venecia y de allí se pasan luego al del Príncipe para fundar "El Parnasillo". En el mismo café se reúne otra tertulia de signo contrario, de gente mayor, la de José María Carnerero, director del Correo literario y mercantil, único periódico estable no oficial permitido en Madrid, privilegiado por el Gobierno. El núcleo del grupo juvenil lo forman antiguos alumnos de Alberto Lista en el Colegio de San Mateo, procedentes de la Academia del Mirto y de los Numantinos. Ventura de la Vega, Juan de la Pezuela, Miguel Ortiz, Juan Bautista Alonso, Bretón de los Herreros son de los que corean a Larra apoyándolo en los improperios que lanza en el café a José María Carnerero, con el cual había polemizado el Duende en sus dos últimos números, de septiembre y diciembre de 1828. Carnerero recurrió a las autoridades y los alborotadores tuvieron que pasar por el juzgado, con lo que el Duende terminó malamente. Larra tuvo que retractarse y el maestro Alberto Lista, entonces al servicio del régimen fernandino, acriminó a los alborotadores, reprobando severamente en la Gaceta de Bayona la algarada del autor del Duende y de sus antiguos alumnos, como un acto subversivo.

Larra no tuvo más remedio que dejar la prosa de crítica social y volver a los versos, poesía ligera -todavía poemillas anacreónticos- que dejó sin publicar. Se casa en agosto de 1829 contra la voluntad de sus padres con Pepita Wetoret y pronto empiezan las desavenencias de un matrimonio del que nacieron un hijo, en 1830, y dos hijas, en 1832 y 1834. Lo único que publica al año siguiente del Duende, en contraste con la poesía ligera inédita, es una oda elegiaca A los terremotos ocurridos en España en 1829 que en marzo habían asolado Orihuela y sus alrededores. Aquí, como si fuera un homenaje, alude al poeta Anfriso, a Lista -ahora al servicio del régimen y que, como tal, había condenado al Duende-, recordándole sus poemas masónicos de su época de afrancesado en Sevilla en los que exaltaba los ideales revolucionarios de libertad, igualdad y fraternidad clamando contra el fanatismo fomentado por el Altar y el Trono. Lista volvió a condenar a Larra después de su muerte.

Larra vive en Madrid durante aquellos últimos años de Absolutismo en el ambiente de reuniones y tertulias, entre salones y cafés. Es la época del "Parnasillo" y de las tertulias en casas particulares de que nos habla Mesonero. Alguno de sus contertulios termina en la cárcel, como Olózaga e Iznardi, o en el patíbulo, como el librero Millar. Con Larra se cuenta para escribir versos de circunstancias en homenaje a María Cristina, la nueva esposa de Fernando VII en la que los liberales habían puesto sus esperanzas. En aquel ambiente, hacia 1830, conoce a Dolores Armijo, casada con un hijo del famoso abogado Manuel María Cambronero. El amor por Dolores ya se trasluce en algunos versos íntimos que escribe por entonces y que no publica. La poesía ya no es su principal dedicación literaria, ahora parece que se dedica sobre todo al teatro con una actividad fomentada por su relación con Juan Grimaldi, personaje llegado de Francia en 1823 con el ejército invasor, que se hace con el control de los teatros madrileños. Larra le suministró adaptaciones y traducciones del francés. Como autor teatral, el joven escritor se presenta en 1831 con la comedia de costumbres No más mostrador, inspirada en un vodevil de Scribe, con críticas a la clase media por su falta de conciencia en asumir su función social, la que le corresponde históricamente. El éxito de esta comedia le abre la carrera profesional del teatro que lo lleva al estreno del drama romántico Macías. Había intentado estrenarlo en 1833, pero la censura se lo prohibió, aunque Grimaldi consiguió que al año siguiente, en otras circunstancias políticas, se autorizara, inaugurando el nuevo camino del drama romántico en España.

Entretanto, en 1832, después de cuatro años de concluir el Duende, vuelve a la prosa periodística de crítica social con El Pobrecito Hablador. En este modo de escribir encuentra definitivamente la trayectoria de su genio de escritor. Sus artículos contribuyen fundamentalmente a asentar la literatura de costumbres como corriente principal de la prosa española de su tiempo. En El Pobrecito Hablador, Larra infunde en este género literario una intensidad subjetiva y una preocupación social renovadora que trasciende lo circunstancial de la mirada costumbrista, profundizando la observación benevolente y conservadora con que Mesonero Romanos había iniciado la serie del Panorama matritense en las Cartas españolas (1831-32), de José María Carnerero. Un ejemplo de cómo logra adaptar su formación clasicista a las necesidades expresivas modernas y a la temática social de su tiempo es el antológico artículo de costumbres "El castellano viejo", basado en una sátira en verso de Boileau. El Pobrecito Hablador, aquí y a lo largo de toda la serie, nos ofrece una visión esperpéntica de la España casticista, representada por el título proverbial del artículo, y un anhelo de europeización, aspiración constante de la tradición ilustrada y liberal frente a los peligros del nacionalismo fomentado por ciertas direcciones reaccionarias de procedencia romántica tradicionalista. En la sátira de El Pobrecito Hablador se percibe la ilusión ilustrada y progresista de que es posible superar, con la esperanza en el mañana, el castellanismo viejo de un patriotismo anquilosado en el pasado. Todavía quiere creer que es posible progresar, traspasar la pared que parece infranqueable, "que los españoles son capaces de hacer lo que hacen los demás hombres". Lo cree como buen ilustrado, todavía no abrumado por la desesperanza romántica.

El Pobrecito Hablador muere de tanto hablar, en marzo de 1833, cuando ya hacía varios meses que Larra escribía en La Revista Española, el periódico de José María Carnerero, que había sucedido a las Cartas españolas en noviembre de 1832 (el primer número es del día 7), aprovechando la circunstancia de que la reina María Cristina había tomado la gobernación del país por la enfermedad de su marido, abriendo las esperanzas de los liberales. El nuevo periódico representaba estos cambios en la política del país, a la expectativa de la anunciada muerte de Fernando VII que por fin llegó un año después. Larra empieza a escribir artículos de teatro, generalmente, sin firmar, hasta que el 15 de enero, con el artículo "Mi nombre y mis propósitos", adopta el pseudónimo de Fígaro, firma de sus artículos de costumbres después de que, en marzo de 1833, Mesonero Romanos dejara el periódico en que había continuado la serie del Panorama matritense. El artículo "Ya soy redactor" (19 de marzo) anuncia la entrada en la redacción del periódico, pocos días antes de que del último número de El Pobrecito Hablador (26 de marzo). En el nuevo espacio que se le asigna en el periódico, con el artículo "En este país" (30 de abril) Fígaro continúa la vena de El Pobrecito Hablador, todavía con la esperanza en el progreso, cuando el país se halla "en aquel crítico momento en que se acerca a una transición, y en que, saliendo de las tinieblas, comienza a brillar en sus ojos un ligero resplandor" y contrapone "la esperanza de mañana" con el "recuerdo de ayer". Desde sus publicaciones primerizas, Larra vive esperanzado en una transformación social.

Mientras sigue en la redacción de La Revista, a mediados de aquel año se encarga durante seis meses de redactar El correo de las damas, semanario dedicado, como indica el título, al público femenino. El gran cambio que significa la muerte de Fernando VII, el 29 de septiembre, y el comienzo de la guerra carlista le abre la posibilidad de intensificar su actividad profesional escribiendo artículos de política comprometidos con la causa liberal en contra de la facción carlista. Del primero de estos, que apareció sin firma, "Nadie pase sin hablar al portero, o los viajeros en Vitoria" (18 de octubre), ante la demanda, el periódico tuvo que hacer una tirada aparte, a pesar de haber aumentado con previsión la tirada normal del número. En la serie de artículos de sátira política que se suceden en el otoño de 1833, Larra, con su visión grotesca, ataca la España del Antiguo Régimen representada tanto por los carlistas como por los castellanos viejos. Con su genio satírico, alcanza reconocimiento de periodista liberal. Fígaro es ya una firma prestigiosa que se manifiesta en la Revista Española como testigo comprometido con la transformación política que significa la transición del Absolutismo al Liberalismo: la guerra carlista y el gobierno de Martínez de La Rosa y el Estatuto Real. La transición política le parece insuficiente sin un cambio de las estructuras sociales. Larra concibe los cambios políticos como expresión de la revolución social, según los principios de la Revolución Francesa.

Al comenzar el año 1834, Larra ha logrado ya con los artículos de Fígaro el pleno reconocimiento de su labor periodística y muestra una gran actividad literaria en el teatro y en la novela. Ahora, entre enero y marzo, aparecen los cuatro tomos de su novela histórica El doncel de don Enrique el doliente, cuyo protagonista lo es también del drama histórico Macías que había sido prohibido por la censura el año anterior y que se estrena el 24 de septiembre, cuando ya, el 23 de abril, se había estrenado, del mismo género innovador, La conjuración de Venecia, de Martínez de la Rosa, que suscitó el entusiasmo de Larra en un artículo de crítica teatral en que los elogios se dirigen al dramaturgo y al político. Estos dos estrenos de aquel año abren el camino del drama romántico en España, antes de Don Álvaro (1835), El trovador y Los amantes de Teruel (1836).

Si la proclamación del Estatuto Real, especie de carta otorgada, había abierto algunas esperanzas de cambio ("primera piedra que ha de servir al edificio de la regeneración de España", según Larra), pronto los pasos políticos del moderantismo le van a parecer a Fígaro tímidos e insuficientes: "tan menudos que ni los recuerdo", dirá en su "Revista del año 1834". Con el desencanto se acentúa su radicalización política.

Abril de 1834, el mes en que se estrena el drama de Martínez de la Rosa, es cuando empieza la temporada teatral con una nueva empresa renovadora en la que Juan Grimaldi lleva la dirección artística. Larra y Bretón de los Herreros son sus más estrechos colaboradores. El compromiso del crítico con la empresa suscita animosidad entre los partidarios de la anterior, especialmente del actor Agustín Azcona a quien la nueva Administración había dejado en la calle. Azcona lanza una revista, el Semanario Teatral, para atacarla. En este periódico, el actor insulta desaforadamente al crítico acusándole de rastrero y venal, echándole en cara que se había dado a conocer en tiempos en que él era uno de los pocos que tenían el privilegio de publicar, sin mencionar que había sido Voluntario Realista. De acuerdo con las exigencias sociales de la época, Larra fue a demandar al ofensor la reparación de los insultos personales en el campo del honor. Al negarse el actor a aceptar el desafío, Larra no tuvo más remedio que acudir a los tribunales. No fue la única acometida que por entonces sufrió el crítico. Parece que las cosas se le pusieron mal aquel sombrío verano de 1834 en que el ambiente se enrarece con la epidemia del cólera, la matanza de frailes, los triunfos carlistas en el Norte y la debilidad del Gobierno en Madrid que detiene la revolución política apenas iniciada. La esperanza se desvanece y las críticas desilusionadas a la política de Martínez de la Rosa impregnan lo que escribe sobre teatro, literatura y costumbres.

En los artículos que escribe por entonces en La Revista Española se manifiesta patentemente que lo que inspira su costumbrismo no es el mero deseo de describir con nostalgia los usos y costumbres locales, sino de desentrañar su sentido con vistas al futuro en un momento histórico de transformación de la sociedad, pues para él las costumbres tienen una profunda significación moral y social reveladora de la idiosincrasia colectiva, en un proyecto de transformación social y cultural en que los hábitos y el espacio de la vida cotidiana, los modos de vivir, de sentir y de pensar propios del Antiguo Régimen se sustituyan por formas discursivas y de convivencias propias de la sociedad burguesa moderna. Es lo que en los últimos años, en la crítica literaria con preocupación social se ha llamado "revolución cultural burguesa". Dice en su artículo de costumbres "Jardines públicos", del 20 de julio de 1834, que "un pueblo no es verdaderamente libre mientras que la libertad no está arraigada en sus costumbres e identificada con ella". El carácter sombrío de los españoles es el resultado de la dominación inquisitorial: "Solamente el tiempo, las instituciones, el olvido completo de nuestras costumbres antiguas, pueden variar nuestro oscuro carácter". La concepción de la vida en que sustenta la sociedad de la España antigua significa la negación de la libertad reflejada en la gravedad castellana y el ensimismamiento. Por eso les advierte a sus lectores que desean ser libres: "lo seremos de derecho mucho tiempo antes de que reine en nuestras costumbres, en nuestras ideas, en nuestro modo de ver y de vivir la verdadera libertad". Larra preconiza una socialización de la Libertad, expresando la necesidad de participar vitalmente en ella como experiencia, interiorizándola.

Es todo un proyecto de revolución cultural. En un artículo de modas, unas semanas antes que el citado sobre jardines públicos, el periodista de La Revista Española (11 de mayo de 1834) escribe:

A los que no ven solamente la corteza de las cosas, excusado es decirles que hasta en los trajes se trasluce el espíritu dominante del siglo: la moda reguladora de los gustos y opiniones es la misma en punto a trajes que en punto a política y literatura: su carácter particular es la libertad: apenas puede decirse que hay principios políticos ni literarios. Lo mismo puede asegurarse en punto al vestido, y sea dicho de paso, este es uno de los síntomas que descubres las ideas dominantes de la época. Gobierno, mezcla de usos antiguos e ideas modernas, dramas, novelas en que se hallan refundidas la independencia de los Shakespeare y Lope con las atrevidas necesidades del día y con la franca despreocupación de la época: trajes, en fin, en que se dan la mano el gusto anticuado de los siglos pasados y la noble comodidad y elegante sencillez de un siglo de realidad y desilusión.

En otro artículo de modas (8 de septiembre) leemos:

El Prado comienza a presentar el aspecto de un pueblo libre. ¿No hay cierta relación entre la Inquisición y aquella monotonía de la basquiña y la mantilla, traje oscuro, negro, opresor y pobre de nuestras madres? La mantilla y la basquiña estrecha de las señoras, y la capa encubridora y sucia de los hombres ¿no presentaba el aspecto de un pueblo enlutado, oscuro y desconfiado? Véanse, por el contrario, esos elegantes sombreros que hacen ondear sus plumas al aire con noble desembarazo y libertad; esas ropas amplias e independientes, sin traba ni sujeción, imagen de las ideas y marcha de un pueblo en la posesión de sus derechos: esa variedad infinita de hechuras y colores, espejo de la tolerancia de los usos y opiniones. Esos gayos y contrapuestos matices ¿no parecen un intérprete de la general alegría? El Prado de ahora y de veinte años atrás son dos pueblos distintos, y parecen, separadamente considerados, dos naciones distintas entre sí.

En su vida profesional hay que señalar el paso de La Revista a El Observador, periódico de Alcalá Galiano, durante los últimos meses de aquel año. Al cambiar de periódico, resume así sus dos años en La Revista: "En ese tiempo he hablado osadamente, acaso con peligro mío, de actos del Gobierno, de hechos, de cosas, de costumbres, de teatros, de obras literarias, partidos y opiniones políticas, de cuanto entra en la jurisdicción de la crítica". Este es el plan que piensa mantener en el nuevo periódico, en el que escribe sobre todo artículos de política durante tres meses hasta que en enero de 1835 vuelve a La Revista. Larra prepara la publicación de sus artículos en volumen aparte con el título de Fígaro. El primer tomo aparece en marzo de 1835, a punto de emprender su viaje al extranjero, mientras que el segundo y el tercero se publican en abril, ya ausente el autor, y en agosto, antes de su vuelta.

En su vida privada, la crisis se manifiesta en el verano de 1834 con los escándalos con Dolores que se va de Madrid y la separación de su mujer embarazada que dará a luz una niña después de la ruptura. Larra enferma en el otoño, cuando escribe para El Observador. Así de sombría le parece la vida al narrador del artículo "La vida de Madrid", en dicho periódico: "un amasijo de contradicciones, de llanto, de enfermedades, de errores, de culpas y de arrepentimientos". Es una crisis que se continúa durante el invierno y motiva a Larra a emprender el viaje de la primavera siguiente, como escapada. Parece que alejándose varios meses pretendía poner fin a una etapa de su vida y respirar nuevos aires que lo distrajeran de las tribulaciones y contratiempos que la ensombrecían en Madrid desde el verano anterior: "yo creía que el viajar me distraería de mis disgustos", les dice a sus padres con profunda melancolía, en una carta desde Londres. Con su amigo José Negrete, conde de Campo Alange, había salido a primeros de abril hacia Extremadura. El viaje de Madrid a Extremadura le proporciona a su mirada urbana propia de la observación costumbrista la posibilidad de contemplar el campo, alejándose de la ciudad. Ante el paisaje desolado siente sobrecogido la miseria desesperada: "Castilla en tanto desarrollaba a mi vista el árido mapa de su desierto arenal, como una infeliz mendiga despliega a los ojos del pasajero su falda raída y agujereada en ademán de pedirle con qué cubrir sus macilentas y desnudas carnes" y "en la inmensa extensión del más desnudo horizonte" se pregunta: "¿Dónde está España?". Cuando, por fin, vislumbra una población, son sólo ruinas, las ruinas de Mérida.

De Badajoz, donde parece que vio a Dolores que vivía allí y la felicitó el día de su santo, fue a Lisboa para embarcar rumbo a Londres y luego a París, pasando antes por Bélgica donde tenía que cobrar una vieja deuda a favor de su padre. En París se quedó varios meses, de junio a diciembre en que regresó a Madrid. El embajador de España era su antiguo amigo el Duque de Frías, que con su familia lo recibe "con los brazos abiertos" y allí se puso en relación con "las notabilidades literarias del país", por lo que cuenta en sus cartas. Trabajó con el barón Taylor que estaba preparando por entregas un Voyage pittoresque en Espagne, pero tenía dificultades para escribir en francés y se puso enfermo. Mientras está en París, a Martínez de la Rosa le sucede el Conde de Toreno con Mendizábal de ministro de Hacienda, que en septiembre se hace cargo de la Presidencia del Consejo. Estos cambios le animan a volver a España: "Vistas las cosas de España, después de haber calculado que hacer fortuna aquí es casi imposible, porque me falta la fe, es decir, la voluntad de amarrarme a la cadena en París para lograr o no lograr lo que en España ya tengo conseguido, visto que ha llegado el momento de que mi partido triunfe completamente, no quiero verme detenido aquí... Quiero ser libre", les escribe a sus padres en una carta del 24 de septiembre. Parece que durante el viaje de regreso, a primeros de diciembre, mejora su salud; por eso, desde Burdeos, les dice: "he de morir todavía de exceso de vida". A Larra le parece que han llegado los suyos y se anima con la perspectiva de escribir, con el buen sueldo ganado por su prestigio, en el nuevo periódico que, con la subida de Mendizábal, ha lanzado Andrés Borrego con todos los adelantos técnicos de la época. A su vuelta, Larra, bien conocido en los medios madrileños, percibe el reconocimiento que echaba de menos en el extranjero.

De su primer artículo en El Español, "Fígaro de vuelta. Carta a un amigo residente en París" (5 de enero) se tuvo que hacer tirada aparte. Fígaro aparece para anunciar que está de nuevo en la brecha después de su ausencia y que piensa revivir su reconocida figura de crítico de todos los aspectos de la vida social y cultural: teatro, literatura, política, costumbres; en fin, todo lo que entra en la jurisdicción de la crítica con una perspectiva moral. Advierte que vuelve a sus "antiguas mañas", y como antes, con un carácter "maligno un tanto y siempre independiente", en un tono jocoso y mordaz, según lo que esperaban de él sus lectores. Con ese tono sarcástico, a su vuelta del extranjero, dice irónicamente eso de que "inventen ellos": "¿Qué a mí tanta ciencia y tanta industria, tanto progreso, tanto teatro y tanto camino de hierro?", apuntando los logros materiales de los países modernos.

Si este primer artículo quiere ser una "profesión de fe" en que reivindica el carácter ingenioso y maligno de sus "antiguas mañas", en el segundo se pone serio para exponer los principios que van a inspirar su función de crítico literario. Es el artículo titulado "Literatura. Rápida ojeada sobre la historia e índole de la nuestra. Su estado actual. Su porvenir. Profesión de fe" (18 de enero), toda una declaración ideológica cuyo principio fundamental es la profunda relación entre literatura y sociedad. Empieza recordando "que la literatura es la expresión, el termómetro verdadero del estado de la civilización de un pueblo". Aquí declara, con respecto a la Literatura, los principios ideológicos que había propuesto en La Revista Española con respecto a las costumbres como expresión de la libertad de un pueblo: "Libertad en literatura, como en las artes, como en la industria, como en el comercio, como en la conciencia. He aquí la divisa de nuestra época, he aquí la nuestra, he aquí la medida con que mediremos". Es toda una declaración de principios de un proyecto de revolución cultural burguesa, en favor de la cual propone la necesidad de una literatura "apostólica y de propaganda". Como vemos, Larra expone aquí su conocido ideario en que se articulan la literatura, las costumbres y la política como aspectos de una misma realidad social, pero ahora considerado en un marco más vasto, por encima de los límites nacionales, en todas partes, en el mundo, como él ha podido percibir en su viaje europeo: "En momentos en que el progreso intelectual, rompiendo en todas partes antiguas cadenas, desgastando tradiciones caducas y derribando ídolos, proclama en el mundo la libertad moral a la par que la física, porque la una no puede existir sin la otra". Esta interdependencia la ve ahora en el horizonte del concepto moderno de civilización, de la "civilización extremada", como él dice en el artículo "Conventos españoles" que había mandado a la Revista desde París. Es lo que por entonces empieza a llamarse "modernidad" en el vocabulario internacional, en Heine, en Chateaubriand, y luego en Baudelaire, palabra nueva que nace con el mismo matiz de insatisfacción que siente Larra. En aquel año de 1836, como crítico de El Español, tuvo ocasión de aplicar estos principios a las obras del teatro romántico francés y español que se representaron en Madrid. Las obras de la literatura francesa moderna, como las novelas de Balzac y el drama Antony de Alejandro Dumas, son expresión de la sociedad francesa que se halla en un grado de civilización muy avanzado con respecto al mundo social español, pero que es el mismo a donde este se dirige. La literatura moderna de Balzac y Dumas es expresión del fin moral a que nos lleva la revolución que Larra propone: "en el momento de entrar en la senda que ellos recorren de libertad y de igualdad, nuestra civilización... en lo sucesivo ha der ser probablemente como la suya, estéril y nada creadora". Larra se debate en la contradicción entre civilización y cultura. La sociedad moderna es el progreso, la industria y la ciencia, los "caminos de hierro", pero también el abismo que descubrimos leyendo al novelista francés: "Balzac ha recorrido el mundo social con planta firme... y ha llegado a su confín, para ver asomado allí ¿qué?, un abismo insondable, un mar salobre, amargo y sin playas, la realidad, el caos, la nada". Y de acuerdo con esta valoración de Balzac hay que considerar lo que dice del Antony, de Alejandro Dumas: "Antony, como la mayor parte de las obras de la literatura moderna francesa, es el grito que lanza la humanidad que nos lleva delantera, grito de desesperación al encontrar el caos y la nada al fin del viaje". El pesimismo de Larra es la desesperación que resulta de criticar su propio proyecto revolucionario sin poder ofrecer una alternativa satisfactoria. Por un lado el lamento por el atraso en que se encuentra el país en el proceso de la civilización moderna (industria, ciencia, ferrocarriles) y por el otro el vértigo que siente ante el abismo que contempla al final de dicho proceso en las obras de la literatura francesa como expresión de una sociedad que ha alcanzado ya la "civilización extremada".

El Romanticismo, como autocrítica de la modernidad, es un callejón sin salida. Esta es la gran contradicción en que Larra coincide con otros jóvenes de su generación en Europa que se sitúan entre la rebeldía y la melancolía. Es el vértigo que produce la pérdida de la esperanza en la emancipación moral, en un mundo mecanizado en que el hombre, "un ser espiritual... se vuelve máquina él mismo a fuerza de hacer máquinas". En la crítica de Antony alude contradictoriamente, con gran pesimismo desilusionado, al grito de optimismo revolucionario que había expresado en su artículo "Literatura": "Libertad en política, sí, libertad en literatura, libertad en todas partes... libertad para recorrer ese camino que no conduce a ninguna parte...". El criado borracho de Fígaro ("La Nochebuena de 1836") le advierte: "el desengaño no me espera a la vuelta de la esperanza" y le reprocha: "Te llamas liberal y despreocupado, y el día que te apoderes del látigo azotarás como te han azotado". Lo dijo Georg Lukács: "la autocrítica satírica, que pone de manifiesto los vicios más profundos de su propia clase, pero que no puede ofrecer salida alguna, se vuelve desesperación".

Con respecto a la política, también el año 1836 marca un proceso de desencanto e insatisfacción. Si en principio se muestra favorable a Mendizábal ("Así que todos hemos abandonado la oposición. Por mi parte, confieso que si en mi organización cupiera ser alguna vez ministerial, se me había presentado una buena ocasión" dice en "Fígaro de vuelta"), como promotor de la revolución burguesa, pronto va a criticar su actuación. El 6 de mayo, en su artículo sobre el folleto de Espronceda El ministerio de Mendizábal, presenta este escrito como "uno de los pocos quejidos que la censura tiránica que nos abruma ha dejado escapar a la opinión pública, ya en gran parte desengañada del ministerio Programista". A Larra le decepciona la trayectoria del proceso revolucionario emprendida por Mendizábal. A la vuelta de la esperanza lo espera el desengaño: "lejos de realizar las esperanzas fundadas en sus grandílocuas promesas, ha complicado el laberinto inextricable en que se halla cogida la mezquina revolución, destinada, según parece a no dar jamás un paso franco y desembarazado, a no poner un nombre claro y terminante a sus inhábiles operaciones". Larra destaca la idea de Espronceda sobre "lo poco o nada que se ha tratado de interesar al pueblo en la causa de la libertad". Esta falta de interés en querer involucrar al pueblo en el proceso revolucionario explican la participación popular en la guerra carlista y el procedimiento desastroso con que se está llevando a cabo la desamortización de los bienes eclesiásticos. Espronceda y Larra siguen al economista Álvaro Flores Estrada en la crítica de esta política desamortizadora en beneficio de los ricos contra los intereses de los proletarios, sin mirar "por la emancipación de esta clase". No hay que pensar, sin embargo, que él pretendiera promover la revolución de esos proletarios a los que quisiera ver interesados en su propia revolución burguesa. Nunca fue populista, ni mucho menos igualitario, como vemos en uno de sus últimos artículos, la crítica de la comedia El pilluelo de París donde dice que "si el prestigio hereditario puede ser un absurdo, las diferencias de clases no lo son". Frente a la aristocracia hereditaria contrapone la aristocracia del talento, manteniendo las diferencias con la mayoría. Larra en su apoyo a Espronceda, termina haciendo un llamamiento a la juventud: "La revolución ha desgastado y desgasta rápidamente los nombres viejos y conocidos: la juventud está llamada a manifestarse". Ha llegado la hora de desempeñar "la alta misión a que somos llamados".

La oposición a Mendizábal concertada desde varios frentes provocó su caída. Fue sustituido por un Gobierno moderado presidido por Istúriz con la participación de Alcalá Galiano y del Duque de Rivas. Aunque en un primer momento Larra se opone al nuevo ministerio, en contra de lo que ahora defiende su propio periódico, consiente a lo que le propone el director, Andrés Borrego, comprometiéndose con la línea política ministerial de El Español, incluso redactando editoriales. En esto difiere completamente de la postura de Espronceda con quien había colaborado en la campaña contra Mendizábal. Últimamente había expresado en sus escritos, como hemos visto, la urgencia de que los jóvenes participaran en la misión a que eran llamados y quizás sus relaciones con Alcalá Galiano y el Duque de Rivas le hicieran pensar con impaciencia que debería aprovechar la oportunidad que se le ofrecía, pactando con ellos. Sean las que fueren las razones que llevaron a Larra a aliarse con Istúriz, el hecho es que la tal alianza resultó un fracaso total, fue todo un descalabro personal y político. No es de extrañar que el pacto del crítico periodista con el Gobierno lo juzgaran algunos como una componenda de oportunismo político. Larra se presentó a las elecciones como candidato ministerial en la provincia de Ávila, en cuya capital vivía Dolores. Con los manejos de la Secretaría del Gobierno Civil, llegó a ser elegido, pero el Motín de la Granja del 12 de agosto le impidió disfrutar de la victoria y se le vino todo abajo. A la rebelión le sucede la transigencia y la melancolía. La melancolía lleva al retraimiento. Escribe poco, pero entre los últimos artículos de su producción periodística se hallan quizá los más extraordinarios, los más desesperados: "El día de difuntos de 1836. Fígaro en el cementerio", "La Noche buena de 1836. Yo y mi criado. Delirio filosófico", "Necrología. Exequias del conde de Campo Alange", las críticas de la antología Horas de invierno y del drama de Juan Ignacio de Hartzenbusch, Los amantes de Teruel. En el primero explica así su melancolía: El día de los Santos "encomendábame a todos ellos con tanta esperanza, que no tardó en cubrir mi frente una nube de melancolía; pero de aquella melancolía en que sólo un liberal español en estas circunstancias puede formar una idea aproximada". Claro que aplicado a las circunstancias particulares de un liberal español, Larra alude al desencanto de la realidad moderna. Lo alumbra el "soleil noir de la mélancolie" (Nerval). Es la contraposición absoluta entre la realidad física exterior y la realidad moral interior. Lukács considera la desilusión romántica como el desamparo trascendental de un "alma más grande y más vasta que todos los destinos que la vida le puede ofrecer". La revolución había abierto grandes esperanzas que dejaba sin satisfacer. La melancolía romántica tiene explicaciones históricas y sociales. El Romanticismo, para Larra, "no es otra cosa que el resultado de ese desasosiego mortal que fatiga al mundo antiguo" en momentos de transición violenta.

En cuanto a su vida particular, sabemos que al poco de volver de Francia, trató de reanudar las relaciones con Dolores Armijo que entonces vivía en Ávila. Allí acudió Larra en febrero de 1836. Dolores, de vuelta en Madrid, le anuncia a Mariano José, el 13 de febrero de 1837, que irá a visitarlo a su casa acompañada de una amiga. Parece que Larra ve la posibilidad de reanudar las relaciones. Aquel día visita a Mesonero Romanos, a su mujer y pasea por el Prado en compañía de Mariano Roca de Togores, con quien piensa escribir en colaboración un drama sobre Quevedo. Era lunes de Carnaval, ya anochecido, recibe a Dolores que viene acompañada de su cuñada. Ha venido a rechazar cualquier posibilidad de arreglo. Cuando salen las dos mujeres de la casa y todavía no van lejos, Larra se pega un tiro.

Antonio Machado piensa que fue "un acto maduro de voluntad y de conciencia. Anécdotas aparte, Larra se mató porque no pudo encontrar la España que buscaba, y cuando hubo perdido toda esperanza de encontrarla". Esto lo escribe Machado cien años después, pero inmediatamente se le dio al suicidio de Larra esa significación llena del simbolismo de la esperanza perdida a que se refiere Machado. Recordemos los versos de Zorrilla ante la tumba del suicida: "Miró en el tiempo el porvenir vacío,/ vacío ya de ensueños y de gloria". A la manifestación cívica del entierro ("primera protesta a las viejas preocupaciones que venía a derrocar la revolución", según recuerda Zorrilla en sus memorias) sigue la canonización en los artículos necrológicos de los periódicos en los días siguientes. Larra es el mártir de la sociedad, dijeron entonces. A Larra "le mató la sociedad de su tiempo", dice Eduardo Haro Tecglen, comentando La detonación, de Buero Vallejo. Recién muerto, unos hablan de "una sociedad corrompida y estúpida", otros de "un mundo corrompido". Su amigo Roca de Togores se lamenta en El Español (15 de febrero): "cada uno de esos artículos que el público lee con carcajadas eran otros tantos gemidos de desesperación que lanzaba a una sociedad corrompida y estúpida que no sabía comprenderle" y piensa que se suicida por "un ser ideal que no ha sabido encontrar". El poeta Jacinto Salas y Quiroga lo glorifica hasta lo sublime diciendo que la existencia del suicida "ha forjado el tejido de un drama sublime cuyo desenlace... está encerrado en la tumba: esa flor no pudo arraigarse en un mundo corrompido" (Revista Nacional, 16 de febrero). Estamos viendo cómo de Larra se está creando la figura del héroe romántico:

Que el poeta, en su misión
sobre la tierra que habita,
es una planta maldita
con frutos de bendición.

(Zorrilla)

Esta exaltación romántica del suicida, como víctima sublime del mal del siglo, es lo que produce una reacción contraria, como vemos en la necrología de unos días después, el 19 de febrero, firmada con las iniciales P. S. en el Eco del Comercio: "Notable es el abuso que se ha llegado a hacer del romanticismo, alterando los principios de la sana moral, presentando a la imitación del pueblo horrores de cuya posibilidad casi debía dudar, trastornando la cabeza o exaltando las pasiones en términos de originar desgracias o catástrofes". En definitiva, unos y otros lo consideran mártir o víctima de la sociedad. Para bien o para mal parece como si todos estuvieran recordando la conclusión del artículo sobre el Día de Difuntos:

“Una nube sombría lo envolvió todo. Era la noche. El frío de la noche helaba mis venas. Quise salir violentamente del horrible cementerio. Quise refugiarme en mi propio corazón, lleno no ha mucho de vida, de ilusiones, de deseos.

¡Santo cielo! También otro cementerio. Mi corazón no es más que otro sepulcro, ¿Qué dice? Leamos. ¿Quién ha muerto en él? ¡Espantoso letrero!¡Aquí yace la esperanza!

¡Silencio, silencio!”


Larra: Vida y Obra

domingo, 24 de agosto de 2008

Albert Einstein


Albert Einstein (14 de marzo de 1879 - 18 de abril de 1955), nacido en Alemania y nacionalizado en Estados Unidos en el año 1940, es el científico más conocido e importante del siglo XX. En 1905, siendo un joven físico desconocido, empleado en la Oficina de Patentes de Berna (Suiza), publicó su Teoría de la Relatividad Especial. En ella incorporó, en un marco teórico simple y con base en postulados físicos sencillos, conceptos y fenómenos estudiados anteriormente por Henri Poincaré y Hendrik Lorentz. Probablemente, la ecuación de la física más conocida a nivel popular es la expresión matemática de la equivalencia masa - energía, E=mc², deducida por Einstein como una consecuencia lógica de esta teoría. Ese mismo año publicó otros trabajos que sentarían algunas de las bases de la física estadística y la mecánica cuántica.

En 1915 presentó la Teoría General de la Relatividad, en la que reformuló por completo el concepto de gravedad. Una de las consecuencias fue el surgimiento del estudio científico del origen y evolución del Universo por la rama de la física denominada cosmología. Muy poco después, Einstein se convirtió en un icono popular de la ciencia alcanzando fama mundial, un privilegio al alcance de muy pocos científicos.[1]

Obtuvo el Premio Nobel de Física en 1921 por su explicación del efecto fotoeléctrico y sus numerosas contribuciones a la física teórica, y no por la Relatividad, pues en esa época era aún considerada un tanto controvertida por parte de muchos científicos.

Biografía:

Juventud

Tras graduarse, siendo el único de su promoción que no consiguió el grado de maestro, Einstein no pudo encontrar un trabajo en la Universidad, aparentemente, por la irritación que causaba entre sus profesores. El padre de su compañero de clase Marcel Grossmann le ayudó a encontrar un trabajo en la Oficina Confederal de la Propiedad Intelectual de Berna, una oficina de patentes, en 1902, donde trabajó hasta 1909. Su personalidad le causó también problemas con el director de la Oficina, quien le enseñó a "expresarse correctamente".

En esta época Einstein se refería con amor a su mujer Mileva como "una persona que es mi igual y tan fuerte e independiente como yo". Abram Joffe, en su biografía de Einstein, argumenta que durante este periodo fue ayudado en sus investigaciones por Mileva. Esto se contradice con otros biógrafos como Ronald W. Clark, quien afirma que Einstein y Mileva llevaban una relación distante que brindaba a Einstein la soledad necesaria para concentrarse en su trabajo.

En mayo de 1904, Einstein y Mileva tuvieron un hijo de nombre Hans Albert Einstein. Ese mismo año consiguió un trabajo permanente en la Oficina de Patentes. Poco después finalizó su doctorado presentando una tesis titulada Una nueva determinación de las dimensiones moleculares, que es un trabajo de 17 páginas que surgió de una conversación con Michell Besso mientras se tomaban una taza de té; cuando Einstein iba a echarle azúcar al té, preguntó a Besso: «¿Crees que el cálculo de las dimensiones de las moléculas de azúcar podría ser una buena tesis de doctorado?». En 1905 escribió cuatro artículos fundamentales sobre la física de pequeña y gran escala. En el primero de ellos explicaba el movimiento browniano, en el segundo el efecto fotoeléctrico y los dos restante desarrollaban la relatividad especial y la equivalencia masa-energía. El primero de ellos le valió el grado de doctor por la Universidad de Zurich, y su trabajo sobre el efecto fotoeléctrico le haría merecedor del Premio Nobel de Física en 1921 "por sus trabajos sobre el movimiento browniano y su interpretación del efecto fotoeléctrico", suponiendo todos ellos un cambio radical en la imagen que la ciencia ofrece del universo. Estos artículos fueron enviados a la revista Annalen der Physik y son conocidos generalmente como los artículos del año maravilloso.

Madurez

En 1908 fue contratado en la Universidad de Berna, Suiza, como profesor y conferenciante (Privatdozent) sin cargas administrativas. Einstein y Mileva tuvieron un nuevo hijo, Eduard, nacido el 28 de julio de 1910. Poco después la familia se mudó a Praga, donde Einstein ocupó una plaza de Professor, el equivalente a Catedrático en la Universidad Alemana de Praga. En esta época trabajó estrechamente con Marcel Grossmann y Otto Stern. También comenzó a llamar al tiempo matemático cuarta dimensión.

En 1914, justo antes de la Primera Guerra Mundial, Einstein se estableció en Berlín y fue escogido miembro de la Academia Prusiana de Ciencias y director del Instituto de Física Káiser Wilhelm. Su pacifismo, sus actividades políticas sionistas y sus orígenes judíos, irritaban a los nacionalistas alemanes. Las teorías de Einstein comenzaron a sufrir una campaña organizada de descrédito.

Su matrimonio tampoco iba bien. El 14 de febrero de 1919 se divorció de Mileva y algunos meses después, el 2 de junio de 1919 se casó con una prima suya, Elsa Loewenthal, cuyo apellido de soltera era Einstein: Loewenthal era el apellido de su primer marido, Max Loewenthal. Elsa era tres años mayor que Einstein y le había cuidado tras sufrir una crisis nerviosa combinada con problemas del sistema digestivo.

Einstein y Elsa no tuvieron hijos. El destino de la hija de Albert y Mileva, Lieserl, nacida antes de que sus padres se casaran o encontraran trabajo, es desconocido. Algunos piensan que murió en la infancia y otros afirman que fue entregada en adopción. De sus dos hijos, el segundo, Eduard, sufría esquizofrenia y fue internado durante largos años muriendo en una institución para el tratamiento de las enfermedades mentales. Albert nunca le visitó.

El primero, Hans Albert, se mudó a California, donde llegó a ser profesor universitario aunque con poca interacción con su padre.

Tras la llegada de Adolf Hitler al poder en 1933, las expresiones de odio por Einstein alcanzaron niveles más elevados. Fue acusado por el régimen nacionalsocialista de crear una "Física judía" en contraposición con la "Física alemana" o "Física aria". Algunos físicos nazis, incluyendo físicos tan notables como los premios Nobel de Física Johannes Stark y Philipp Lenard, intentaron desacreditar sus teorías.[3] Los físicos que enseñaban la Teoría de la relatividad como, por ejemplo, Werner Heisenberg, eran incluidos en listas negras políticas. Einstein abandonó Alemania en 1933 con destino a Estados Unidos, donde se instaló en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton y se nacionalizó estadounidense en 1940. Durante sus últimos años Einstein trabajó por integrar en una misma teoría las cuatro Fuerzas Fundamentales, tarea aún inconclusa. Se cuenta que cuando Einstein se encontraba en su lecho de muerte segundos antes de morir pronuncio unas palabras en alemán que la enfermera que lo cuidaba en esos momentos, la estadounidense Alberta Roszel no pudo entender y cuando finalmente murió, en su pizarra estaban las ecuaciones aun sin concluir para integrar dichas fuerzas. Einstein murió en Princeton, New Jersey, el 18 de abril de 1955.

Frases De Albert:

"La ley de la gravedad no es responsable de que la gente se enamore."

"Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro."

"Intenta no volverte un hombre de éxito, sino volverte un hombre de valor."

"Dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana; y yo no estoy seguro sobre el universo."


"Albert Einstein"

sábado, 23 de agosto de 2008

Ray Charles


Muchos músicos tienen rasgos de genialidad, pero solo uno, el gran Ray Charles, representa ese término a tal grado que se convirtió en su sobrenombre.

Charles materializó esa genialidad mezclado el gospel y el blues de una forma tan pura, que el estilo exuberante derivado de esa unión fue bautizado como soul.

En los años cincuenta, mientras grababa en Atlantic Records, este cantante, pianista y líder excepcional logró fundir la música secular y la religiosa. La música que acostumbraba a oír en la iglesia cuando era niño encontró un lugar dentro de su estilo musical cuando se convirtió en adulto. En sus propias palabras, el se encargó “de mezclar la música gospel y los patrones rítmicos del blues.”

Sin embargo, no se detuvo ahí. A través de los años fue incorporando dentro de su repertorio rasgos del country y el big band. Eso le convierte, probablemente, en uno de los talentos musicales más completos del siglo 20.

Ray Charles Robinson nació en Albany, estado de Georgia el 23 de setiembre de 1930, Ray Charles fue criado en Greenville, Florida en donde se hizo amigo de un vecino que tocaba el piano. Wylie Pitman, su vecino, tocaba en un antro en el que sonaba todo tipo de música. Fue allí dondedigirió el blues, el boogie y el big band mientras escuchaba la rocola. El gospel le llegó en la Iglesia Bautista Shiloh y el blues rural por otros músicos como Tampa Red.

A los cinco años contrajo un padecimiento, presumiblemente glaucoma, que lo dejó ciego cuando solo tenía siete. Cuando se le preguntó sobre el efecto que la ceguera había tenido en su carrera respondió: “Ninguno, ninguno, ninguno. Iba a hacer lo que iba a hacer de todos modos. Toco música desde los 3 años. Entonces podía ver. Perdí la vista a los 7. De modo que la ceguera no tuvo nada que ver con eso. No me dio nada, tampoco me quitó nada.”

El racismo le afectó tanto como a cualquier otra persona negra. “Lo que nunca he logrado entender hasta este día, es cómo la gente blanca puede emplear negros para que les cocinen, les hagan las comidas, pero no les permitan sentarse a la mesa con ellos” (...) “¿Cómo puede llegar a disgustarte tanto alguien y hacerlo cocinar para vos? Caramba, si a mi no me gusta alguien esa persona jamás cocinará para mi, jamás.”

Ray Charles estudió en la escuela San Agustín para sordos y ciegos durante nueve años, entre 1937 y 1945. Allí aprendió a reparar radios y autos, pero también a componer música usando el método de escritura Braille y a tocar una gran variedad de instrumentos entre los que destacaban el piano y el saxofón. Sin embargo, su indiscutible habilidad para tocar el piano siempre quedó opacada por la calidad de su voz.

Dejó la escuela a los 15 luego de la muerte de su madre. Se mudó a Jacksonville, Florida para ganarse la vida como músico. Tocó donde pudo como músico de banda o en solitario. Tomaba cuanto trabajo se le ofreciera en cualquier parte de Florida y sus actos estaban influenciados por el estilo de Nat “King” Cole y Charles Brown. Se hacía llamar Ray Charles, para distinguirse del boxeador Sugar Ray Robinson.

“Cuando empecé en esto, traté de imitar a Nat Cole porque realmente lo amaba” (...) “Pero una mañana cuando me desperté dije: ‘Gente díganme cada vez que suene como nat Cole, pero esperen un minuto, ni siquiera saben mi nombre’. Asustado como estaba, porque tenía trabajos que sonaban como él, dije: ‘Bien, tengo que cambiar porque nadie sabe quien soy’. Mi madre me eseñó una cosa: ‘Se tu mismo, muchacho’. Y esa es la premisa que he seguido”.

En la radio escuchaba bandas de swing, country y gospel. “Mis oídos eran esponjas, lo absorbían todo”, le comentó a David Ritz quien le ayudó a escribir su autobiografía titulada “Brother Ray”.

Podía cantar con la profundidad de un cantante de blues o con la suavidad de uno de pop. Usaba esa flexibilidad para destacar los contrastes emocionales que había en sus letras. De hecho en sus inicios sonaba como una de las voces más experimentadas, alguien que había visto los altos y bajos del ser humano.

Después de 3 años de rondar por Florida se mudó al estado de Seattle. Allí formó el “McSon Trio”, llamado así por su guitarrista Gosady McGee y el “son” por Robinson. Al mismo tiempo se volvió adicto a la heroína y solo la pudo dejar 17 años después.

Su primer sencillo fue “Confession Blues”, grabado en Seattle en 1949, que fue acreditado al Trío Maxim (una variante de McSon). El segundo sencillo fue “ Baby Let Me Hold Your Hand” grabado en Los Ángeles en 1950 con músicos que tocaban para Nat Cole. Esta vez el crédito fue para el Trío Ray Charles. Los temas se convirtieron en éxitos en las listas de “música racial”, luego llamada rhythm and blues. Eso forzó a que se mudara a Los Ángeles donde tendría más oportunidades.

Allí se unió a la banda dirigida por el guitarrista Lowell Fulson, donde llegó a ser el director musical. Después de dos años de gira por todo Estados Unidos, dejó la formación para seguir su carrera. En 1953 firmó con Atlantic Records y se mudó para Nueva Orleáns para trabajar con Guitar Slim como pianista y arreglista. El disco de Guitar Slim “Things That I Used to Do” que vendió más de un millón de copias le convenció que tenía que dejar salir un estilo propio como músico.

Entonces se mudó a Dallas y formó su propia banda en la que estaba el saxofonista tejano David Newman. Su banda realmente era lo que quería por lo que convenció a Atlantic Recodrs de que lo dejaran grabar con su banda de giras y no con las de estudio con las que convencionalmente lo hacía. Así, empezó a grabar arreglos que habían sido más que probados en las giras del circuito rhythm and blues.

Rápidamente Atlantic le dio el control artístico de sus grabaciones, sobre todo después del éxito que obtuvo con "Things That I Used to Do" la canción más importante del rythm and blues de 1954. La confianza de la disquera fue seguida de una serie de éxitos como "I’ve Got a Woman," "Hallelujah I Love Her So," "Drown in My Own Tears" y "What'd I Say." que lo llevaron a la cima de la popularidad al final de los años 50. Fue aquí cuando encontró su voz, además de su estilo marcado por el piano y los vientos de su orquesta.

En los años cincuenta Ray Charles se convirtió en el arquitecto del Soul al unir el fervor del gospel a temas seculares. Pero pronto rompió todas las categorías en las que se le podía encasillar al cantar temas como "Hallelujah I Love Her So", "I Can't Stop Loving You", "Georgia on My Mind" y "America the Beautiful". Produjo más de 60 álbumes y su influencia se siente en generaciones de cantantes de rock y soul. Su estilo se siente en la obra de artistas como Elvis Presley, Aretha Franklin, Stevie Wonder, Van Morrison y Billy Joel. Sin embargo, su influencia más importante fue de un artista muy distinto: Nat “King” Cole.

Al mismo tiempo Ray Charles grabó un disco de jazz con Milt Jackson del Modern Jazz Quartet en 1958 y se presentó en el festival de Jazz de Newport.

Joe Levy, el editor musical de la revista Rolling Stone, dijo “los éxitos que produjo para Atlantic a mediados de los 50 delinearon todo lo que ocurriría en el rock and roll y el soul de los años subsecuentes.” (...) “Se le dice genio porque nadie lo ha podido limitar a un género. Él no era sólo rythm and blues. También era Jazz. A inicios de los sesenta era un músico de country. Excepto por B.B. King, no ha habido alguien tan importante y que perdure por tanto tiempo.”

En 1959 una sesión de improvisación se convirtió en “What’d I Say”. Era un blues con piano eléctrico, algo latina y muy alegre. A pesar de que varias estaciones la prohibieron, se convirtió en Top 10 de las listas pop y vendió más de un millón de copias. Su siguiente álbum “The Genius of Ray Charles” experimentó en dos vías. Una parte era orquestada modestamente y la otra tenía el respaldo de una Big Band. Fue aquí donde se introdujo al country con “I’m Movin’ On”.

Ese año dejó Atlantic y se fue para ABC/Paramount dado que le ofrecían mejores condiciones económicas y la propiedad de las cintas de grabación originales. Con canciones como "Georgia on My Mind" de 1960 llegó a una audiencia más grande además de ganar su primer Grammy. En 1961 le siguió “Hit the Road Jack” una de sus canciones más populares. Ahora ganaba buen dinero y cobraba por mucho más por sus presentaciones. Eso le permitió contratar más músicos y formar así su propia big band.

A inicios de los años 60 Ray Charles había dejado de escribir su música para seguir sus impulsos eclécticos como intérprete. Produjo un álbum llamado “Genius + Soul = Jazz”. En el tocaba un órgano Hammond apoyado por una big band en la que tocaba Count Basie. En 1961 grabó un álbum en dúo con la cantante de jazz Betty Carter y en 1962 lanzó su disco "Modern Sounds in Country and Western Music", una obra en la que interpreta el ritmo country apoyado por una big band. Su versión de “I’Can’t Stop Loving You” llegó a ser número uno y vendió un millón de copias.

Luego de grabar “Modern Sounds in Country and Western Music, Vol. 2”, se estableció en su propio estudio en los Ángeles, donde establecería su cuartel general. Aunque volvió al rhythm and blues con “Busted” de 1963 y “Let’s Get Stoned” de 1966, siguió interpretando pop, country y big band.

En 1965 Ray Charles fue arrestado por posesión de heroína. Esto le llevó a recluirse en un sanatorio de California en donde batalló durante un año con la adicción. Fue la única pausa en su larga carrera. Cuando por fin salió del proceso volvió a su agenda habitual de salir de gira por 10 meses y lanzar uno o dos álbumes cada dos años. También empezó su propio sello grabador, Tangerine, que publicaba los discos a través de ABC. A mediados de los setenta fundó otra disquera, Crossover, que publicaba los discos a través de Atlantic Records.

Su presencia en las listas desde entonces ha sido constante, pero no apabullante. Es el único artista que ha estado en las listas en seis décadas diferentes. En 1986 se convirtió en uno de los primeros miembros del salón de la fama del rock and roll y en 1987 recibió un Grammy por su carrera musical. En total obtuvo 12 Grammys.

En los años setenta cantó con Aretha Franklin para el disco “Aretha Live at Fillmore West” y su versión de “Living fot he City” original de Stevie Wonder se llevó un Grammy en 1975. En 1979 su versión de “Georgia on My Mind” fue declarada la canción oficial del Estado de Georgia y en 1980 apareció en la comedia musical “The Blues Brothers”.

En 1990 se volvió famoso por la campaña de una bebida gaseosa cuando cantaba "You got the right one, baby, uh-huh!"

Recientemente grabó un disco de dúos con cantantes como Norah Jones, B.B. King, Willie Nelson, Bonnie Raitt, Michael McDonald y James Taylor. Además, se acaba de terminar de filmar una película sobre su vida.

La carrera de Ray Charles tiene muchas particularidades, altos y bajos, pero hay algo que nadie podrá lograr hacer pronto: Tener un éxito en cada década desde 1950.

En 1968 la revista Time le pidió que definiera qué era soul, a lo que respondió: “Es una fuerza que puede iluminar una habitación. La fuerza viene de un sentido de intimidad, un sentido de saber donde has estado y lo que eso significa. El Soul es una forma de vida, pero siempre de la manera difícil.”

En una entrevista concedida al New York Times a inicios del 2004, luego de haber sido operado de la cadera, Ray Charles mostraba sus ansias por estar nuevamente frente a un auditorio: “Sí, voy a seguir haciendo giras y presentándome, está en mi sangre.” (...) “Soy como Count Basie o Duke Ellignton. Hasta que el buen Señor pida mi número, eso será lo que haré”. (...) “No voy a vivir para siempre. Estoy consiente de ello. Pero también entiendo que no es una cuestión de qué tanto viva, sino de qué tan bien lo haga.”

Ray Charles, el pianista con voz de blues que cambió hizo evolucionar la música durante cincuenta años, transformado la esencia de todos los ritmos que tocó falleció el jueves 10 de junio de 2004 en su casa de Beverly Hills debido a un padecimiento en el hígado. Tenía 73 años.

jueves, 21 de agosto de 2008

Salvador Dalí

Eugenio Salvador Dalí fue sin lugar a dudas, un genio. A la edad 14 había ya expuesto sus trabajos a los críticos, fue con frecuencia (y todavía algunas veces lo es), mal entendido. A los 22 se encontró con Picasso. También fue expulsado de la escuela del arte. Algunos años mas tarde comenzó a ser parte del grupo surrealista de París y allí, comienza su relación con Gala, la cual se prolongaría hasta 1982 cuando ella muere. A la edad de 79 Dalí pintó su último trabajo y en 1989 muere la edad de 85 años.

1903 Prematura muerte de su hermano mayor, llamado también Salvador; consecuencia de un ataque de meningitis a la edad de siete años. Dalí escribió que él y su hermano se parecían como dos gotas de agua, sólo que con diferentes reflejos. La terrible tristeza experimentada por sus padres se tradujo mas tarde en un atención y permisividad poco usual hacia su nuevo hijo, Dalí. 1904 Nace en Figueres, España, a las ocho horas y cuarenta y cinco minutos del 11 de mayo un artista, Eugenio Salvador Felipe Jacinto Dalí. Hijo de Salvador Dalí y Cusí nativo de Cadaqués, Gerona, y Felipa Dome Domenech de Barcelona. El significado de su nombre "Salvador" indicaba, según Dalí, que él estaba destinado para rescatar y salvar a la pintura de las mediocres catástrofes del arte moderno. 1908 Nace su hermana menor Ana María, quien fuera su única modelo femenina hasta la aparición en escena de Gala.

1914 Marcel Duchamp diseña lo que podrían considerarse como los primeros objetos surrealistas. 1914 Asiste a una Escuela de pintura. 1918 Su primera exposición. 1920 André Bretón encabeza el movimiento surrealista y jura lealtad al disparate, a los sueños, a la incoherencia, a las hipérboles y a todo aquello que contraviene a lo considerado como realidad. 1921 Va a la Escuela de Arte de Madrid. 1921 Muere su madre. 1923 Lo expulsan un año de la Escuela. 1924 André Bretón propone la fabricación de objetos que sólo aparezcan en los sueños. 1924 Dalí dedica su atención a la escuela metafísica creada por Giorgio De Chirico y Carlo Carra. Se plantea allí un rechazo al Futurismo y al Cubismo, y un regreso al mundo de los sueños y a la vida interior. 1924 Arrestado por sospechas políticas. 1924 El Manifiesto Surrealista de André Breton. A grandes rasgos se trata de una revisión radical y sistemática de los valores recibidos y de una revaloración del inconsciente como fuente de toda inspiración artística (Maddox). 1925 De regreso a la Escuela de Arte. 1925 Se encuentra con Garcia Lorca in Cadaques. 1925 Su primera exposición individual, en Barcelona. 1926 Es expulsado de la Escuela de Artes. 1926 Primer viaje a Paris. 1927 Visita a Pablo Picasso y experimenta una gran emoción al ser recibido por éste. Le muestra su respeto y le dice "He venido a verle antes de visitar al Louvre" y Picasso le respondió "Hizo Usted muy bien". 1927 Termina el servicio militar. 1927 Joan Miró lo visita en Cadaqués. 1928 Visita a Paris y le pregunta al taxista si conoce un buen burdel. Luego va al famoso "Chabanais" y allí queda impresionado por el erotismo chabacano de su escalera. 1929 Segundo Manifiesto Surrealista. 1929 Conoce a otros surrealistas y Elena Dimitrovna Diakonova (Gala). 1929 Colabora con Luis Bruñuel en el film "Un Chien Andalou" (El perro andaluz). Las extrañas secuencias de este film gustaron a los surrealistas, sin embargo el público en general no pudo digerir sus crudas escenas. 1929 Su primera exposición individual en la ciudad de París.

1930 Comienza a desarrollar su método paranóico-crítico. 1930 Segundo film con Bruñuel "L'age d'or" (La edad de oro). Se trata de un film cargado de tanta violencia que fue protestado por el público. Durante su estreno se produjo una riña en la que participo un grupo de extrema derecha. El cine sufrió serios daños y la policía prohibió su proyección. 1930 Se une oficialmente al grupo de los surrealistas. 1931 Participa en la exhibición "The Newer Super-Realism" en el Wadsworth Atheneum, en Connecticut. 1931 Inicio de sus famosos relojes blandos. 1933 Dalí se ofrece para escribir el prefacio del catálogo para la Exposición Surrealista en la Galería Colle, esto causó controversia entre los surrealistas debido a que el pintor pretendía elogiar a Meissonier. 1933 Primera exposición en la cuidad de Nueva York. 1934 Exposición individual en Londres. 1934 El pintor se interesa por las que él llamaría "Figuras instantáneas". 1934 Dalí va a Nueva York. 1934 Exposición colectiva en Bruselas. 1934 Se lleva a cabo un juicio para expulsar a Dalí del movimiento surrealista. 1935 Define su método paranóico-crítico. 1936 Federico García Lorca fue asesinado en la Guerra Civil Española. 1937 Escribe "La Metamorfosis de Narciso" en la cuall explica el cuadro del mismo nombre. 1937 Huye hacia Italia de la guerra civil española. 1938 Dali participa en una exposición de los surrealistas en Paris. 1938 Se va de Italia. 1938 Conoce a Sigmund Freud. 1938 Se va a vivir a Montecarlo debido a la crisis de munich. 1939 Dalí publica en New York su manifiesto "Declaración de la independencia de la imaginación y del derecho del hombre a su propia locura" 1939 El artista realiza el pabellón "El sueño de Venus" para la primera Exposición Universal de Nueva York. 1939 Expone en la Galeria Julien Levy de Nueva York. 1939 Dalí se muda a Francia. 1940 Dali y Gala se mudan a los Estados Unidos de América. 1940 Dalí inicia su era clásica. 1940 Primera exposición retrospectiva mayor. 1942 Publicación de "La vida secreta de Dalí". 1942 Los surrealistas, quienes se mantienen apartados de Dalí, inician la publicación de su propia revista. Comienzan a ganar mas reconocimiento en Estados Unidos y llaman al famoso pintor "Avida Dollars". 1944 Publicación de su primera novela "Caras escondidas". 1945 Se interesa en la física nuclear. 1945 Trabaja con Alfred Hitchcock produciendo secuencias de sueños para el film "Spellbound". 1946 Realiza algunos dibujos para Walt Disney. 1947 En el concurso de pintura organizado por la compañía cinematográfica Loew-Lewin, gana la obra presentada por Max Ernst. La proposición no ganadora de Dalí era "Las tentaciones de San Antonio". 1948 De regreso a Europa, a Port Lligart... 1956 Exposición en Washington. 1957 Diseña en Acapulco un club nocturno que se movería y respiraría. El proyecto no se realizó.

1958 Dali y Gala visitan al Papa. 1958 Dalí y Gala se casan. 1964 Exposición en Tokio. 1964 Publicación del "Diario de un genio". 1964 Recibe la Gran Cruz de Isabel la Católica. 1971 Experimentos en 3D (estereoscopias). 1974 Realiza el holograma"El Pastor y las Sirenas". 1974 Apertura del "Teatro Museo Dalí" en Figueres. 1978 El Rey de España visita el museo de Dalí en Figueres. 1979 Exposición Retrospectiva en París. 1980 Exposición Retrospectiva en Londres. 1982 Muere Gala. 1983 Su última pintura. 1983 Exposición Retrospectiva en Barcelona y Madrid. 1986 Sufre quemaduras durante un incendio en su castillo. 1989 Exposición Retrospectiva en Stuttgart y Zurich. 1989 El 23 de Enero a la edad de 84 años, muere en Figueres... Eugenio Salvador Dalí.


"A la edad de seis años quería ser cocinera y a los siete quería ser Napoleón, desde entonces, mi vanidad no ha dejado de crecer"



"...el que yo no sepa cual es el significado de mi arte, no significa que no lo tenga..."



Salvador Dalí - Un Genio